El canto del gallo, el frio seco de la sierra en el rostro, los sutiles aromas que en los montes emanan las flores hacen que el martilleo de mis latidos se acreciente y me atropelle para terminar de prepararme.

Observo por la ventana, ante un tazón de leche caliente, el paulatino retroceder de las sombras, que permiten a los primeros atisbos de claridad contornen figuras crepusculares.

Salgo al camino mientras despliega su manto celeste el sol, descubriendo el espectaculo que nos ocultaba la noche y comienzo un paseo entre las nubes

(Observaciones que un visitante urbano ante los espectáculos que brindan los itinerarios descritos)

(fondo musical: Chopin,Nocturnos)